Antes de aplicar la pintura, el coche debe estar limpio y libre de suciedad, grasa y óxido. Esto implica lavar, lijar y enmascarar áreas que no se deben pintar, como las ventanas y las partes de plástico.

Se aplica una capa de imprimación para asegurar que la pintura se adhiera de manera uniforme y duradera. La imprimación también ayuda a prevenir la corrosión.

La pintura se mezcla de acuerdo a las especificaciones del fabricante y se ajusta para que coincida con el color deseado del coche. Esto se hace en un taller de pintura o en el lugar de trabajo.

La pintura base se rocía sobre el coche en capas uniformes. Se deben aplicar varias capas finas en lugar de una sola capa gruesa para lograr un acabado suave y uniforme.

Una vez que la pintura base está seca, se aplica una capa de barniz transparente. El barniz protege la pintura y le da brillo y durabilidad.

El coche se deja secar y curar en un lugar controlado, como una cabina de secado. Esto puede llevar varias horas o incluso días, dependiendo del tipo de pintura utilizada.

Después de que la pintura se haya secado por completo, se realiza un proceso de pulido para eliminar imperfecciones y obtener un acabado suave y brillante. También se pueden aplicar otros tratamientos, como cera, para proteger la pintura a largo plazo.